Отсутствует (исполнитель: Неизвестен)
La última grela (1967) Letra: Horacio Ferrer Música: Astor Piazolla Recitado Fueron, hace mucho, las románticas proletarias del amor. La noche les puso nombres con seducción de insulto; paicas, locas, milongas, percantas, obreras. Era frecuente verlas al alba desayunando un chocolate con churros en la confitería Vesubio de la calle Corrientes. Salían de trabajar a esa hora del "Chantecler", del "Marabú", del "Tibidabo". Con un arranque loco de Madame Bovary de Barracas al Sur, se jugaron la vida en los tangos. Alguna se enamoró de aquel bandoneonista y por amor, ganó. Para otras la derrota fue mucha, terminaron atendiendo los guardarropas de damas de esos mismos cabartes. Acaso se fueron todas juntas un día, [bad word] si fueran una pequeña y extinguida raza con ojeras. Este tango relata la última de las grelas, descubre su defintivo paso fantasmal, sobre el asfalto recien amanecido de una Buenos Aires espectral, y lo cuenta así: Cantado Del fondo de las cosas y envuelta en una estola de frío, con el gesto de quien se ha muerto mucho, vendrá la última grela, fatal, canyengue y sola, taqueando entre la pampa tiniebla de los puchos. Con vino y pan del tango tristísimo que Arolas callara junto al barro cansado de su frente, le harán su misa rea los fueyes y las violas, zapando a la sordina, tan misteriosamente. Despedirán su hastío, su tos, su melodrama, las [bad word] de un cuento de Tuñón, y atrás de los portales sin sueño, las madamas de trágicas melenas dirán su extremaunción. Y un sordo carraspeo de esplín y de macanas, tangueándole en el alma le quemará la voz, y muda y de rodillas se venderá sin ganas, sin vida, y por dos pesos, a la bondad de Dios. Traerá el olvido puesto; y allá en los trascartones del alba el mal, de luto, con cuatro besos pardos, le hará una [bad word] de risas y un coro de ladrones muy viejos sus extrañas novelas en lunfardo. Qué sola irá la grela, tan última y tan rara, sus grandes ojos tristes trampeados por la suerte, serán sobre el tapete raído de su cara, los dos fúnebres ases cargados de la muerte.